Inició su andadura en 1935 para el beneficio de plomo, cinc, cobre y mercurio, hasta su cierre en 1983. Su deplorable estado actual y la peligrosidad de sus labores de interior, acentuada todo ello por las voladuras de la cantera Santa Bárbara, han liquidado este extraordinario recurso mineralógico donde se obtuvieron algunos de los secundarios de Cu y Zn más bellos de la Península Ibérica.