El pozo nº 1, que se había comenzado a perforar en 1918, alcanzó en 1923 una profundidad de 360 m, siendo su diámetro definitivo de 6 m (7,5 según alguna fuente). Había comenzado a prestar servicio un año antes. Al fondo del mismo se construyó una gran tolva capaz de contener 3.000 toneladas de mineral para asegurar con ellas el ritmo de extracción. Trabajaban entonces en la mina un total de 700 obreros.
Sobre la caña se emplazó una torre de extracción de 40 m de altura y 300 toneladas de peso, equipada con una máquina eléctrica de corriente continua y 160 HP de potencia, de acción directa sobre el eje de bobinas, colocadas en lo alto del castillete, que procuraban el movimiento de las jaulas de dos pisos, bajo de las cuales se encontraba un recipiente de 2,5 Tm de capacidad de mineral, de carga y descarga automática. La energía eléctrica que la máquina precisaba la producían dos turbogeneradores Brown Boveri de 800 KW y un grupo Ward-Leonard de 200 HP. La extracción diaria de mineral por el pozo estaba cifrada en unas 1.000 toneladas.
Por el pozo se accedía a cuatro plantas con galerías en dirección que se encontraban situadas de 50 en 50 metros a partir de 227 m de la superficie, y una planta inferior con galería en dirección a 356 m de profundidad. El arranque se efectuaba por el método de cámaras y pilares, estando separadas las cámaras por macizos de 10 m de ancho, mientras que la comunicación entre galerías se efectuaba mediante planos inclinados.
En su entorno se levantaron las plantas de tratamiento de la silvina y la carnalita, la central eléctrica y dependencias para oficinas, talleres, fábrica de ladrillos, horno de cal y una barriada obrera para empleados. Se construyó igualmente un ferrocarril de Suria a Manresa y, finalmente, un embarcadero propio en el puerto de Barcelona.
La torre de extracción hubo de ser reparada en 1940, tras resultar parcialmente destruida durante la guerra civil al sufrir un intento de voladura mediante explosivos.
