Los primeros sondeos en busca de potasa se realizaron en 1925 en las cercanías de Balsareny por parte de una empresa con capital alemán llamada La Minera, S.A. En 1934 se inició la apertura del pozo Vilafruns, que alcanzó los 530 m de profundidad, con un diámetro de 5,5 m en los primeros 35 m, para reducirse a 5 m a partir de ahí. Sobre su brocal se construyó un castillete de hormigón de 40 m de altura. La máquina de extracción era una alemana equipada con polea Koepe.
Los trabajos se verían interrumpidos primero, por la Guerra Civil española, y después por la II Guerra Mundial. Tras el fin de esta, la empresa propietaria fue expropiada al aplicarse los acuerdos sobre expropiación de bienes alemanes en compensación por la intervención en la guerra de las tropas aliadas.
A partir de 1945, la empresa pasó a denominarse Explotaciones Potásicas, S.A., siendo sus acciones adquiridas por la Unión Española de Explosivos Río Tinto, quien iniciaría los trabajos de extracción en 1948, estando en pleno rendimiento en el año 1952. Entre 1972 y 1973 se unificarían las minas Enrique, de Sallent y Vilafruns, de Balsareny. La extracción se efectuaba por la primera, mientras que el pozo de la segunda se emplearía como auxiliar.
En 1991, el INI se hizo con los derechos mineros del grupo Ercros sobre la concesión Emérica, siendo a partir de ese momento explotado el yacimiento por la empresa de carácter estatal Potasas del Llobregat, S.A. Posteriormente, el yacimiento pasaría a ser propiedad de Iberpotash, actualmente ICL Iberia Suria & Sallent, única empresa española productora de sales potásicas. En la actualidad, el pozo Vilafruns está fuera de servicio tras haber sido restaurado.