La representación de la minería asturiana en el stand de la Feria de Turismo de Madrid ha sido realmente vergonzosa. Sus diseñadores, lejos de buscar objetos singulares en los almacenes de HUNOSA, en la actualidad tan repletos ellos tras el cierre de los pozos, se han limitado a recoger ciertos trastos viejos en algún vertedero de basuras, chatarras sin relación ninguna con la minería y enseres variopintos de elaboración propia que rozan lo cómico e incluso, lo ridículo. Atrezzo para salir del paso, sin ningún fundamento ni sentido. Cartón piedra, porexpan, suciedad y poco más. En definitiva, todo más falso que una mula torda.
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Solo hay que observar, por ejemplo, el martillo picador, construido con un tubo, las empuñaduras de una bicicleta de la señorita Pepis y una extraña pica. De la lámpara, mejor no hablar. Solo parecen ser reales el casco y la pala, posiblemente comprados en una tienda de todo a 100. ¡Todo un alarde de ingenio y originalidad, para procurar no malgastar el dinero del contribuyente!
Y mientras tanto, los de siempre haciéndose fotos en el stand, tomándose un culín de sidra (posiblemente escanciada por un foráneo) y quizá devorando el típico cachopo, elaborado, eso sí, por algún renombrado “chef”, con percebes y angulas de las de verdad. Ocasión perdida, imagen patética e insultante que ni respeta ni enaltece el glorioso pasado de la actividad minera que el Principado ha pretendido mostrar. Una auténtica burla a la inteligencia y a la memoria.
Si esta es la imagen que el visitante va a llevarse de la minería asturiana, que Dios nos pille confesados. Así no vendrá ni el Tato. En lugar de mostrar tal desatino, más les hubiese valido quedarse en casa y no echar piedras al propio tejado. Resumiendo: Intolerable.
JMS
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