Mina La Clinactosa, Ossa de Montiel, Albacete

lunes, 10 de junio de 2024

En 1857 fue extendido a nombre de Antonio José Mendoza el título de propiedad de mina La Clinactosa, cuatro pertenencias para el beneficio del plomo. Fue por cierto el único título expedido en 1857 en toda la provincia de Albacete, mientras que en sus provincias vecinas de Almería y Murcia fueron registrados 206 y 148 títulos respectivamente durante ese mismo año. Ello nos indica una ausencia prácticamente total de criaderos de plomo susceptibles de explotación rentable en la provincia de Albacete y, por otro lado, la singularidad del registro minero de La Clinactosa, que aunque con toda probabilidad no aportó beneficio alguno a sus propietarios, sí que constituye una singularidad mineralógica para Pb-Cu-Fe en Albacete.

Mina La Clinactosa

Pozo de la mina y entorno (Fot. José Luis Chamero, 2024)

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Vuelve a haber constancia de su actividad en 1903 a manos de la Sociedad Minera El Trueno, quien debió hacerse con la titularidad en los últimos años del siglo XIX. Bajo la denominación de mina Los Dos Amigos (nº 681), la citada sociedad acometió diversos trabajos durante 1903 y 1904, al parecer sin resultados aparentes. La dificultad de realizar el adecuado bombeo del agua, una vez alcanzado el nivel freático, acarreó la inundación de las labores y el abandono de la actividad, frustrándose definitivamente esta nueva iniciativa.

Mina La Clinactosa

Vista parcial de escombrera al atardecer (Fot. José Luis Chamero, 2024)

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La mina se sitúa sobre un cerro cuarcítico de edad Ordovícico-Silúrico, junto a la ermita de San Pedro de Verona, en el albacetense término municipal de Ossa de Montiel. De su actividad sólo se conserva un pozo vertical de unos 70 m de profundidad, de sección circular y pequeño brocal de ladrillo, así como dos escombreras. En ellas se ha reconocido azurita, baritina, cuarzo, goethita, malaquita y óxidos de manganeso. Junto a ella fue demarcada en 1903 la mina titulada Elena (nº 684) para el beneficio del hierro.

Las fotografías que se acompañan han sido remitidas por José Luis Chamero y Estrella Mª Gómez Ramírez, a quienes agradecemos su amabilidad.