El segundo pozo de Minas de Figaredo, bautizado posteriormente como Pozo San Inocencio, comenzó a profundizarse hacia 1953, empleando para ello un modesto castillete metálico que sería sustituido al culminar su tarea por otro mayor, que aún se conserva, de acero soldado construido por la Fábrica de Moreda de Gijón. Se trata de un modelo isostático muy similar a los construidos por Duro-Felguera, caracterizado por la rótula dinámica que une los montantes delanteros (acabados en forma triangular) con la plataforma de poleas y las tornapuntas. Los dos montantes delanteros del castillete-guía y las tornapuntas se construyeron con vigas de cajón, estando estos últimos arriostrados con vigas de celosía en forma de “V” invertida.
El nuevo y definitivo castillete mide 34,6 m hasta el eje de poleas, siendo su altura total de 40 m. El montaje se inició el 17 de agosto de 1957, aunque la producción no comenzaría a extraerse a través del mismo hasta julio de 1958. Dispuso de una máquina de doble tambor marca GHH Siemens-Schuckert, con motor de 795 V y 1.400 Kw. La lampistería y algunos edificios auxiliares serían construidos en 1962.
Minas de Figaredo: Pozo San Inocencio
Cadenas de arrastre de vagonetas en el reter (Fot. J.H. Velasco, 2012)
AccederEl pozo, de 6 m de diámetro, contaba con 11 plantas, más otras dos unidas por planos inclinados, alcanzando una profundidad total de 598,60 m. Por él circulaban jaulas de 4 vagones de capacidad y un solo piso, que descargaban el mineral en una sub-planta superior, llamada reter, dónde basculaban las vagonetas en las tolvas, para retornar vacías de nuevo al embarque. De este modo, el nivel de calle quedaba libre para otro tipo de servicios del pozo.
Como ya indicamos al referirnos al pozo San Vicente, Minas de Figaredo S.A. se fundó el 31 de marzo de 1932, aunque sus orígenes se remontan a 1866, cuando Vicente Fernández Blanco obtuvo una concesión llamada “Coto Paz”, siendo su hijo, Juan Inocencio Fernández (a partir de 1925 pasaría a llamarse Inocencio Figaredo) quien en 1870 se haría cargo de la empresa, dándole un gran impulso que la convertiría en una de las mayores empresas carboneras de Asturias. A partir de 1950, estando ya al frente de la misma Ismael Figaredo, se profundizaron sus dos pozos produciéndose un notable crecimiento de la producción. Tras la gran crisis de 1978, la sociedad acabaría integrándose en el INI y, posteriormente en HUNOSA (1998).
El pozo se cerró definitivamente el 29 de junio de 2007, procediéndose a partir del año 2023 a la demolición de gran parte de sus instalaciones e inmuebles. Los dos castilletes, San Vicente y San Inocencio, se mantienen, por ahora, en pie.